Una dulce mirada, que consigue llenarme de ternura, que me hace sentirme más persona y en ocasiones me hace realizar una locura.
Un susurro tranquilizante junto a mi cuello, que aturde mis sentidos como una melodía para dormir a los niños.
Dime por qué haces esto conmigo, mi dulce y melosa condena, ¿por qué eres como un veneno que al rozar mi carne quema?
No sabes el tiempo que te he estado esperando, las veces que he rezado por ti, y no solo eso, pues he empezado a creer en los milagros; el milagro de que ahora estés junto a mi.
Lidón Prades Yerves
No hay comentarios:
Publicar un comentario