No hay sendero transitable,
ni una meta, ni un destino,
como ya dijeron antes:
caminante, no hay camino.
Paso a paso y nunca avanzas
si persigues un designio,
sólo apóyate en tu vara
ignorante peregrino.
A tu marcha el horizonte
precipita al infinito;
no te paras, caminante,
que te mueves de tu sitio.
Sigues algo inalcanzable,
aun sin ver adónde ha ido;
no andas ciego, caminante,
sólo es que no hay camino.
Lidón Prades Yerves