Hoy el agua de la ducha
ha acompañado a mis lágrimas
conmovida por la lucha
entre la pena y la lástima.
Cansadas están las lágrimas
de esta tan triste disputa,
de caer sobre las páginas
para hacer que alguien más sufra.
Están tan y tan cansadas
que ya no quieren salir,
pues se han quedado estancadas
adquiriendo un tono gris.
Gris es el color de mi alma
que se pudre y oscurece;
que tras la paz y la calma
la oscuridad vuelve y crece.
Dime, ¿lo hiciste a propósito?
Robar lo único valioso
de este corazón decrépito
que también se torna odioso.
Hoy sentí haberme ahogado,
mientras caían las lágrimas,
de vacío en un océano
y mis dos ojos miraban
tristes, sombríos, mojados
que la nada me arrastraba
hacia el fondo de su estómago.
Lidón Prades Yerves
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