Siéntela,
mi voz te hipnotiza.
Búscala,
como las banderas se iza.
Pruébala,
que tus heridas cicatriza.
Cuídala,
que no se vuelva ceniza.
Escúchala,
¿oyes su eco?
Guárdalo,
que sea nuestro secreto.
Recuérdalo,
no lo digas a cualquier sujeto.
Dímelo,
que por mi voz estás inquieto.
Nárralo,
y mientras yo te siento.
Descríbelo,
qué es este sentimiento.
Muéstrame
que ya no hay cordura.
Sígueme,
a donde nos guíe la locura.
Háblame,
deshaz ya mi tortura.
Ámame,
y déjame adorar tu figura.
Lidón Prades Yerves
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