leerlos te hacía disfrutar
recordarlo ahora es mi condena
¿por qué no me vuelves a mirar?
Mi corazón late fraticida;
a ti te lo quise regalar...
y aunque me has dejado malherida,
por más que el silencio me torture,
con que una vez me lo pidieras
hoy te volvería a perdonar.
Lidón Prades Yerves